Desde que nacemos, estamos tomando decisiones,
por increíble que parezca, decidimos desde muy temprana edad.Decidimos si coger un juguete u otro,
si comer helado de un sabor o de otro… en definitiva:
Como adultos pensantes y sintientes estamos
hechos, de la suma e interacción de todas y cada
una de nuestras decisiones.
También desde nuestra llegada al mundo,
nos vamos -contando las cosas-, es decir,
a veces la importancia de lo que ocurre -reside en cómo
nos lo hemos contado-, pues somos los -narradores-
de nuestra propia vida.Nuestra supervivencia propia nos lleva a -distorsionar- la realidad, de modo que generamos algo parecido a -amortiguadores- mentales, que hacen que nuestra percepción de lo que nos rodea y de nosotros mismos frente a ella, sea digna, fácil, o soportable.
-Una de estas distorsiones se llama NEGACIÓN-, siendo ésta un mecanismo de defensa: no enfrentamos conflictos o realidades complejas negando directamente que existen, que son importantes o que tienen algo que ver con nosotros mismos.
Vamos rechazando aspectos de la
realidad que no nos gustan, el -truco mental y peligroso
de la negación- es que no nos damos cuenta.Vivimos enfrentando conflictos emocionales y amenazas que pueden surgir de un modo interno o externo, a la vez que nos negamos a reconocer determinados aspectos dolorosos de la realidad que nos rodea, o incluso de nuestras propias experiencias; aunque los demás sí son capaces de ver estos aspectos.
-Existen muchos tipos de negación-, en los casos más rígidos tenemos -las conductas peligrosas o el consumo de sustancias-: la mayoría de personas que sufren de alcoholismo, negarán que padecen esta enfermedad, y -siempre afirmarán que la controlan-.
A priori, los demás entendemos que,
está mintiendo y nos oculta la verdad, pero no,
-se está mintiendo y se oculta la verdad-
por eso también, nos la cuenta a nosotros.En el ejemplo de las sustancias, podemos ver claramente el mecanismo pero ¿qué pasa cuando la negación se pone en práctica en las relaciones interpersonales?
Al igual que en las adicciones, la negación nos impide ver la realidad, no nos deja ser libres y nos lleva inevitablemente a establecer vínculos de carácter dependiente .
Pero ¿por qué niego.?
La mayoría de las veces nos negamos
cosas de nuestras relaciones, especialmente en la pareja, por emociones o creencias fuertemente arraigadas y enquistadas dentro de nosotros mismos como son, el miedo al abandono o la baja autoestima.Además, en el proceso del enamoramiento, podemos sucumbir a un potente modelo de idealización de la pareja: al negarme aquellas conductas que son hirientes para mí, voy introduciéndome en un vínculo potencialmente tóxico mientras -me cuento-, la realidad de la persona que tengo en frente de forma idealizadora, lo que hará reducir el impacto de aquellas conductas dañinas que no me benefician.
Es entonces, cuando estoy sembrando los cimientos de un vínculo emocional tan potente como dependiente.
¿Cómo sé, si estoy negando?Nuestro cuerpo es asombrosamente sabio, nuestra naturaleza es sorprendente y por eso reaccionamos ante los estímulos externos de un modo físico, todas las emociones se manifiestan a nivel orgánico, la pena, la rabia, la alegría, la tristeza, la ansiedad…
Hay frases o comportamientos de nuestro compañero, que producen reacciones negativas en nuestro organismo, tenemos que escuchar lo que nos dice el cuerpo.
Podemos tomar como ejemplo la lástima:
La mayoría de los vínculos
dependientes, se caracterizan por emociones como
la pena, y la lástima.Si en una relación inicial estamos sintiendo lástima, no nos estamos dando cuenta, del resto de cosas que envuelven la lástima y por ello las negamos.
Por todos son conocidas las frases:
-es que me da pena-
-no lo quiero dejar sólo-
-él no tiene amigos-
-me da lástima- o
-sé que ella no me trata bien,
pero es que está sufriendo por otras cosas-
-me da mucha pena, es buena persona-.-La pena no es amor, la lástima no conduce al enamoramiento-, conduce al establecimiento de lazos dependientes, nos lleva a sentir que nos necesitan o que necesitamos.. -las parejas sanas, se aman, se potencian.. pero no se necesitan, están juntos porque quieren, no porque lo necesiten-.
-La necesidad surge, cuando ya somos dependientes-. La dependencia conduce al aislamiento y la falta de recursos personales, por lo tanto lejos de ayudarnos a solucionar las carencias previas, que teníamos sin resolver -como la baja autoestima o el miedo al abandono-, las multiplican.
Si depositamos toda la fuente de satisfacción en el otro, corremos -grave peligro de caos emocional-, pues nuestros estados de ánimo dependerán siempre, de los de nuestra pareja, nuestras decisiones tendrán que ser validadas o aprobadas por nuestro compañero..
-Cuanto más dependemos-, más pequeños nos sentimos y menos recursos personales propios tendremos, por lo tanto será mucho más complejo romper lazos tóxicos, ya no solo por la sensación de lástima, sino porque sentimos que estamos solos -y que no podemos ser sin el otro-, y a toda esta receta le vamos añadiendo el peor de los ingredientes : -la culpa -.
Podemos identificar que estamos negando cuando:
La persona amada nos hace sentir -lástima-, y es a esa -lástima-, a la que nos agarramos para
justificar comportamientos de ésta.La persona amada nos hace sentir -celos-,
y para justificar nuestros -celos-, nos autoinculpamos.La persona amada nos hace sentir -menos-,
si detectamos que nuestra ropa, nuestros comentarios, nuestras habilidades no le gustan, o se avergüenza de nuestras reacciones.La persona amada nos limita el tiempo y el espacio vital propio, -generándonos sensación de agobio y/o ausencia de relaciones sociales satisfactorias.
¿Si no niego, podré amar?
Obviamente la respuesta es sí.-La lástima-, no es lo mismo que -la empatía-
-Los celos- no son los mismo que -la sensación de conexión privada e íntima-, que establecemos con nuestro ser amado.
-Sentirnos menos- no es lo mismo que tener -puntos de vista diferentes-
-Compartir actividades- con la persona a la que amamos, no significa que -ésta ocupe todo nuestro tiempo-
No elegimos un dueño, tampoco un hijo, ni un padre o una madre, no elegimos a un jefe o a un empleado, -elegimos a un compañero de vida-
Cuanto -más negamos-,
más lejos estamos del -amor puro e incondicional-.La verdad es necesaria para ser feliz,
aceptando la realidad, podremos también evolucionar
en nuestras relaciones, tal como resume,
Carl Jung:-Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma-
Artista-Richard-MacNeil