158. Cultivar la condición de Espectador Comprensivo


“En mi mundo, nunca nada va mal”

Estas palabras fueron pronunciadas por
Nisargadatta Maharaj en respuesta a una
entrevistadora que, exasperada, le pidió a
Maharaj que hablara de los problemas de su vida.

Para mi, es la afirmación de mayor fuerza que haya oído jamás.
La tengo presente cada día de mi vida y he hecho colgar una reproducción de la misma en un lugar estratégico de mi despacho como recordatorio de su supremo valor.

La entrevistadora insistió en que Nisargadatta
tenía que tener problemas como todos los otros seres humanos.

Nisargadatta le dijo:
— Usted no tienen ningún problema, sólo su cuerpo tiene problemas… en su mundo, nada perdura; en el mío, nada cambia —

¿Por qué diría este iluminado maestro
que en su mundo nada iba nunca mal?

Yo creo que se debía a que estaba
hablando desde la posición del:
— ESPECTADOR COMPRENSIVO —

Dentro de todos nosotros existe la
dimensión eterna e inmutable de nuestro yo espiritual.

Éste es el yo invisible que le habla al yo físico.

Es el pensador de los pensamientos.
Este observador comprensivo no se revela con instrumentos
científicos y no aparece en las autopsias.

Cuando uno es realmente capaz de creer en el dominio espiritual del espectador, entonces nada va mal porque el mal no carece de sentido para el observador. Todo tiene su orden. Nada se cuestiona desde esa perspectiva. Es como vivir en el paraíso, donde están la eternidad y el alma, al tiempo que uno se encuentra en el cuerpo físico. Pero en este espacio, el cuerpo no es el centro de la existencia.

No estoy sugiriéndole que se retire y se deshaga de todas sus posesiones materiales con el fin de hallar esa clave para la conciencia superior, aunque, desde luego, es una posibilidad. En cambio, quiero que considere cómo estas palabras de “nunca nada va mal”, de “no tener problemas” y de “vivir en el mundo de lo inmutable pueden aplicarse a su despertar espiritual.

Hay muchísimo que aprender de estas ideas.
Cultivar la condición de espectador le pondrá en el sendero
donde su YO SUPERIOR comienza a influir sobre su EGO FÍSICO en lugar de que suceda lo contrario.

Como dice Maharaj:
“Dedícale toda tu atención, examínalo con amoroso cuidado, y descubrirás alturas y profundidades del ser con las que no has soñado, absorto como estás en la insignificante imagen de ti mismo”.

Estas palabras describen el poder y el valor de cultivar la condición de observador.
La manera de sentir y vivir nuestros apegos y sufrimientos puede cambiarse cuando se aprende a acceder a la actitud del espectador. He aquí las principales ventajas cuando uno traba conocimiento con su observador comprensivo:

1.- Cuando usted cultiva la condición de testigo comprensivo, adquiere conciencia de que es algo más que sus pensamientos, sentimientos y sensaciones. Usted aprende que es mucho más que un cautivo del conjunto de creencias y comportamientos adquiridos que ha practicado a lo largo de su vida.

a) Adquirirá una visión más amplia de quién es, y esta nueva percepción le conducirá a niveles de vida más elevados.

b) Le pondrá en contacto con su alma eterna. Al conocer ese yo espiritual, usted será capaz de elevarse a alturas que sus creencias anteriores le impedían ver.

c) En las relaciones, comenzará a trascender su ego y abandonará la necesidad de tener razón.

d) La simple observación de sí mismo le revelará hasta qué punto son limitadoras las antiguas formas de ser.

e) El espectador comprensivo abrirá la puerta a la comunión espiritual con los seres queridos.

f) El aprendizaje de cultivar la condición de espectador añadiá nuevas dimensiones a su vida, y le conducirá a una existencia más espiritual y jubilosa.

2.- Cuando usted cultiva su condición de espectador comprensivo, adquiere conciencia de que usted es algo más que aquello que le molesta. Al cultivar la condición de observador, la verdad de “en mi mundo nunca nada va mal” se hace evidente.
Uno desarrolla un saber que trasciende lo que llamamos nuestros problemas. El espectador no se identifica con ellos. Los ve como concernientes al cuerpo, y pueden ser resueltos sin desesperación. Distanciándose de ese modo, los problemas no pueden fijarse en su mundo interior.

a) Usted se volverá casi indiferente porque poseerá el conocimiento de que en ese mundo del cuerpo todo cambia, nada permanece igual.

b) Los problemas también cambiarán.

c) Llegarán y se marcharán.

d) La frase “también esto pasará” adquiere un significado más personal y relevante.

e) Si aprende a ver las dificultades no como algo que se inscribe en su yo interno sino como manifestaciones pasajeras del mundo de lo físico, cultivará la condición de espectador en el sendero de su búsqueda espiritual.

3.- Cuando usted cultiva su condición de espectador comprensivo, emprende una acción que puede disipar los problemas. En un punto anterior de este libro escribí brevemente acerca de la mecánica de la creación. La misma explicación es aplicable al cultivo de la condición de espectador.

Como breve recapitulación, he aquí dos frases que resumen el libro de Nick Herbert, Quantum Reality (Realidad cuántica):

“No existe realidad en ausencia de observación.
La observación crea la realidad”.

Por lo tanto, el acto de ser espectador –por sí solo,
sin ninguna otra actividad que interfiera- creará su realidad.

Cuando usted presencia con actitud comprensiva, benevolente, los hechos problemáticos de su vida, manteniendo su atención en ello de una forma que ayuda a adoptar resoluciones, eso es lo que ocurre. El plantearse un problema a la manera del testigo crea la energía necesaria para avanzar. A mí me resulta muy satisfactorio hacer que los problemas se desvanezcan de mi vida mediante este proceso de observación.

Por ejemplo, en el pasado me ponía muy ansioso ante la presión de una fecha límite de entrega para acabar un escrito. La ansiedad se manifestaba en forma de malestar estomacal, fatiga, sensaciones de inquietud y malestar físico general.

Cuando aprendí a ser espectador descubrí que podía cerrar los ojos y negarme a identificarme con
“el problema”

Continuaba formando parte de mi cuerpo, pero estaba separado de mí. Al observarme a mí mismo en ese estado, comprensivamente despegado de mi cuerpo, pude notar que los síntomas de la ansiedad se disipaban. Me encontré con que me sentía calmo y confiado.

Cuando la urgencia de fecha límite volvía a entrar en mi mente, el malestar regresaba, pero era diferente. Ahora yo no era el pensamiento sino el observador del pensamiento. De modo gradual, el pensamiento desaparecía y era reemplazado por una sensación de calma.

Tras treinta minutos de ser espectador observando cómo los pensamientos llegaban y se marchaban, y vuelta a empezar, toda la escena se disolvió.

— Abandoné literalmente mi ser —

Entonces descubrí que era capaz de sentirme y escribir en lugar de estar apresado por las ideas derivadas de la fecha límite que imponían mi cuerpo y mi mente.

El acto de observar como testigo desde una perspectiva objetiva creó una nueva energía dentro de mí. La energía disolvió el problema y me permitió funcionar a un nivel más saludable y productivo.

4.- Cuando usted cultiva su condición de espectador comprensivo, lleva paz a su vida. No sólo se pone en contacto con la parte espiritual de su ser, sino que también permite que la paz y armonía de esa presencia gloriosa sea una experiencia básica en su vida cotidiana.

Stephen Wolinsky lo describe de la siguiente
forma en su libro Quantum Consciousness
(Conciencia cuántica):

“Si puedo comenzar a observar, a ser testigo de mis reacciones, me sentiré más libre y en paz. Mediante la identificación y fusión con un pensamiento o sentimiento me impido a mí mismo ser el observador y me convierto en la experiencia misma”.

a) La capacidad para adoptar el punto de vista del espectador significa permitirle a nuestro yo superior observar de una forma que no comporte la formulación de juicios.

b) Cuando puede observar su ego, usted ya no es su ego.

c) Su ego retrocede cuando su yo espiritual está más íntimamente integrado a su ser.

d) Descubrirá que esta nueva paz le llevará por las tareas de su mundo material con una mayor eficacia y productividad.

5.- Cuando usted cultiva su condición de espectador comprensivo, da el primer paso hacia la liberación. Cuando comienza a alejarse y observar, ya no está controlado por los hechos físicos de su vida.

Por ejemplo, cuando experimente enojo, DÉ UN PASO ATRÁS Y OBSÉRVELO durante unos instantes. Advertirá que queda casi de inmediato liberado del dolor asociado al enojo. Los acontecimientos continuarán sucediendo, pero usted ya no será el que se identifique con esos hechos.

Ser capaz de observar los acontecimientos, incluido los de su propio cuerpo, le libera de tener que experimentar el dolor que en otra época creyó que era la única opción. Mi esposa y yo hemos criado ocho hijos; si no hubiéramos mantenido la actitud del espectador, muchas veces podríamos habernos sentido muy turbados y desdichados.

Con una actitud de observador, podemos dar un paso atrás y contemplar nuestros pensamiento y sentimientos, así como los que tienen nuestros hijos. Sabemos que nos liberaremos si podemos desprendernos de vez en cuando del caótico mundo físico de nuestra numerosa familia.

a) Desde el espacio del espectador comprensivo que no se identifica con el problema, el problema desaparece.

b) La solución proviene de nuestra habilidad y voluntad de confiar en que podemos ofrecer consejo y guía, sin identificarnos como padres fracasados o como padres perfectos.

c) El acto de observar nos libera.

d) Y también le liberará a usted cuando cultive su condición de espectador.

6.- Cuando usted cultiva su condición de espectador comprensivo, entra en contacto con Dios. Gracias al acto de cultivar la condición de espectador he llegado a conocer a Dios con más claridad. El acto de observación es lo máximo que he sido capaz de hacer para acercarme a la verdadera experimentación de otra dimensión, dimensión no estorbada por las limitaciones del mundo material.

Es una experiencia extracorpórea, en la que se ve el cuerpo y los pensamientos sin identificarse con ellos.

Una práctica regular de la observación hará
que pueda apreciar el comentario de Carl Sandburg:

“Algo me originó y no tenía origen;
algo me pondrá fin y no tiene fin”

Desde la posición de espectador, usted sabe que no es sólo eso que ver. Hay una realidad espiritual disponible cuando se separa de su yo material. La conexión con el plano superior de sí mismo la establece sólo desde esa posición.

La energía divina que tiene en su interior le envuelve en amor y paz mientras observa los pensamientos, sentimientos y sensaciones de su cuerpo. Este proceso de cultivar la condición de espectador es el proceso de conocer la verdad que anunció San Mateo:

“…para Dios, todo es posible” (San Mateo, 19:26).
Ahora, dígame si se puede decir algo más.

Usted sabe que todo no es posible en el reino de lo físico; por lo tanto, Dios viene a ser esa parte de usted que está más allá de lo material. Mediante la condición de espectador puede conseguir que esto sea su realidad.

Así pues, he aquí los seis beneficios
que obtendrá al alcanzar la condición de espectador.

Paulatinamente, usted emergerá como un ser que sabe que existe fuera de sus pensamientos, emociones y sensaciones físicas, y por lo tanto éstos no desempeñan el importante papel que han estado representando.

Artista-Izabela Krzyszkowska

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *