La conocí en el Curso de Milagros, prestó su casa e invito a una treintena de personas, todas con diferentes problemas y peticiones, esperando su:
-milagro personal-
La sesión se llevo a cabo un poco ajustada de tiempo, pero salió todo bien.
Al final me dijo: Puedo hablar contigo…? Hablamos y me contó que oía voces..! Era un caso urgente… Tenía dos meses su bebita y oía voces…
Era una -Depresión posparto-, no podía cargar a su bebé..tenía terror, su mamá le ayudaba, era madre soltera, abogada con buen trabajo y bien remunerado. Dos meses intentando cargar a su bebé y..no podía.. la invité al grupo de apoyo.
Jueves: El grupo tenía los antecedentes y la esperaban, llego nerviosa y tocó su turno: Dijo que era abogada y que siempre fue muy segura de si misma, y no comprendía lo que estaba pasando.
Decidió ser madre soltera y su embarazo fue normal, todo el embarazo trabajo, se notaba que era una persona disciplinada, objetiva, tomaba decisiones propias y planeaba un futuro muy prometedor para ella y su hija, el padre casi no aparecía en la historia.
Vivía con sus padres y algunas hermanas, desde que llegó del hospital no pudo con la bebé. No comprendía -esas sensaciones- que le provocaban oír esas voces..!
Al querer alimentar a la bebé y tratar de cargarla, oía esas voces que le decían…
tírala, mátala…!
No lloraba pero estaba muy angustiada. La calmé y le ofrecí algo de beber, nadie hablaba, todo era silencio, le dimos el apoyo que en ese momento necesitaba, y yo la vería en dos días otra vez en el Curso de Milagros.
Dos días después estando en clase de Curso de Milagros una persona la confrontó diciendo con voz de niña mimada: -Yo como soy hija de familia no puedo hacer las cosas como adulta y por eso no puedo cargar a mi bebé…! todas oíamos esa dinámica y algunas estuvieron de acuerdo que todo se debía a que era una niña mimada.
Lloró y no podía creer lo que estaba oyendo, parecía una burla lo que estaban haciendo, se paró y dijo que se iba, me paré con ella y la acompañé a la salida, la abrace y le ofrecí mi apoyo y mi rotunda desaprobación de lo sucedido.
Regresé al salón y les mostré mi desacuerdo total y mi enojo por haber hecho esa dinámica, ¡Eso no se hace…!, unas en silencio y otras defendiendo su punto de vista.
Jueves: Antes que llegara puse en antecedentes al grupo, llegó muy asustada, no sabía si se estaba quedando loca por no poder querer a su hija.
En el grupo habíamos estudiado el caso y si, definitivamente se trataba de una -Depresión posparto-, estos comportamientos sin haber tenido algún antecedente solo mostraban los raros efectos de un desbalance de sustancias químicas en el cerebro.
Le dí algunas explicaciones de lo que le estaba pasando y le aseguré que no se estaba volviendo -loca-, le ofrecí una cita con el psiquiatra y aceptó.
En unos días fuimos a ver al doctor, pasó ella sola y yo esperé, al salir estaba mas reconfortada y atenta a las indicaciones del doctor, le mando algún medicamento y le pidió que le hablara dos días después para ver como estaba.
Jueves: Habló acerca de la decisión de haberse embarazado, pero sin tener un compromiso con el papá de la bebé. Comentó que siempre había sido muy independiente, buena estudiante, ya con una carrera y un buen empleo, que mas podría necesitar, sin saber lo que la vida le iba a mostrar.
Jueves: Tenía muchas dudas respecto al comportamiento que estaba teniendo, narraba que la bebé fue una bebé deseada y planeada por ella. En su familia nadie se opuso a esa decisión, buscó un buen muchacho y como siempre, todo lo que se proponía lo lograba.
Jueves: Al cabo de un tiempo,apareció el papa de la bebé, nos contó que la quería conocer y ella no sabía que hacer pues ella no quería ningún compromiso.
Jueves: Ante la insistencia del muchacho, dejó que la conociera, pero con muchas condiciones y reglas a seguir. Tendría que hablar y preguntar si podía visitarla, no la tendría por ningún motivo a solas, no la podría llevar de paseo, siempre estaría bajo la supervisión de alguien de la familia.
Jueves: Parecía que los medicamentos hacían su efecto y se sentía mas segura y fuerte para lidiar con la situación.
Jueves: Ya pudo cargar a la bebé, en seis meses casi no había tenido contacto con ella.
Estuvo con el doctor y con el grupo lo suficiente como para que nos diéramos cuenta del avance que tuvo. Prácticamente ella ya hacía todas las funciones de mamá que se necesitaban, como: bañar, cargar, dar de comer, llevarla a pasear, arreglarla y disfrutarla.
Este caso nos ilustró lo que la mente de una mujer
necesita, para desarrollar el Amor maternal:
No solo, lo que una persona planea como ilusión, sino mostrar
el cariño, la disposición, y la entrega para una bebé que llega a este mundo. Nos quedamos complacidas en el grupo.