48. Donde está el error, está la corrección

Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.
Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.
Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.
No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito,
anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada.
Elijo permitírselo, al dejar que Él decida a favor de Dios por mí.

UCDM

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