Cuento:Cursaba la mitad de la carrera
y, como muchos, de repente empecé a replantearme
mi decisión de estudiar.Llevé el tema a mi terapia.
Yo me daba cuenta de que me presionaba, me forzaba para seguir estudiando.
—Ése es el problema –dijo Jorge—.Mientras sigas creyendo que -tienes que- estudiar y recibirte, no hay posibilidades de que lo hagas con placer y mientras no haya por lo menos un poco de placer, algunas partes de tu personalidad te van a jugar malas pasadas.
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